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Son Jarocho La creación de éste género lírico de solera española se logró entre los siglos XVII y XVIII, propio de la mitad sur de la entidad veracruzana, fruto oriundo de la región tropical generosa en frutos naturales y culturales. En el basto crisol cultural del suelo veracruzano, nació un son de rasgos únicos, bonito, alegre, pleno de matices que invita a los danzantes a seguir con los tacones los ritmos del son en tarimas construidas para este propósito. En torno a la plataforma se reúnen músicos, cantadores, trovadores, bailadores y público, recordando sin duda al tablao flamenco. Una de las características más notables del son jarocho consiste en la improvisación tanto del baile como del canto.
Los instrumentos y el grupo de músicos que tocan el Son Jarocho es diferente según la región. En el Puerto de Veracruz, por ejemplo , el grupo se integra por un arpa, jaranas y violines, en la cuenca del Papaloapan, los soneros tocan principalmente jaranas y guitarras de son o requintos. En los Tuxtlas, es común ver la jarana pequeña o mosquito y requintos de doble cuerda que igual se puntean o rasquean. Hacia la zona del Itsmo, las jaranas usualmente son de caja grande y brazo corto, de sonido agudo y en el caso de las guitarras, grave. En el son jarocho “moderno” se han ido integrando un pandero, un güiro y la armónica. |
HuapangoEl vocablo Huapango proviene del náhuatl “cuahuhpanco”. Puede decirse que de acuerdo a su origen, el Huapango es un baile sobre tarimas, no obstante, la plataforma se acostumbra únicamente en determinados municipios de la sierra totonaca para el huapango arribeño o abalonado. El huapango es una fiesta o celebración popular, sones peculiares y baile en entarimado acompañado de cantos populares cuyo nacimiento se remonta a los años de la colonia entre las clases populares imprimiéndole cada región su sello particular. Un género musical tradicional propio de la Huasteca y es un baile mestizo de reciente creación si se compara con las danzas indígenas de esa zona.
Algunas voces afirman que la cultura popular Huasteca presenta una clara influencia africana que se fusionó con la española y la indígena (a través de los esclavos negros traídos por los colonos), originando así un estilo propio y local. El Huapango es, sin duda, una mezcla de bailes y trovas populares de España que adquirió expresión propia en los sectores mestizos e incluso, entre los indígenas. En contraste con las danzas indígenas, el huapango es un baile pagano, no obedecía a ningún ritual religioso ni ceremonial, remarcándose de esta forma como un baile esencialmente popular y no de exhibición. Huapango es una obra sinfónica del compositor mexicano José Pablo Moncayo, estrenada en 1941 y probablemente la más conocida de dicho compositor, y también sea la representación más famosa de este género de baile y música. fuertemente asociada a la producción cultural y audiovisual nacionalista de México, a tal punto que en dicho país ha sido llamada el segundo Himno Nacional Mexicano.Fue compuesta a partir de la reinterpretación de los ritmos tradicionales del huapango, principalmente veracruzanos, y de piezas de dicha región como El siqui sirí y El Balajú. |
El Danzón
Corrían los últimos años del siglo XVIII cuando en la antigua colonia franco – hispana de las Antillas, Haití, se produjo una revuelta de esclavos de los campos azucareros contra los mayorales y patrones franceses que les explotaban y vejaban. Muchos de éstos rebeldes emigraron a Cuba entrando por la provincia de Oriente llevándose con ellos el idioma, las costumbres y expresiones artísticas. Una de esas manifestaciones fue la contradanza inglesa que se hizo presente en Cuba junto con el minuet, el rigodón, los lanceros y otras danzas del mismo origen que, dicho sea de paso, no eran fáciles de asimilar en la práctica popular ya que se hizo necesario contratar instructores para la enseñanza y ensayos anteriores al día de ejecución de los bailes, evidentemente con acompañamiento de orquesta de cuerdas y flauta transversa, al estilo francés.
Su cuna cubana
Al paso de los años, la contradanza echó raíces definitivamente en Cuba, pero claro, con matices y rasgos locales. A Samuel Saumeill se le adjudica el mérito de haber adaptado la contradanza cubana a través de una de sus más primorosas composiciones en este género: Los ojos de pepa. Para 1879, un músico matancero, Miguel Flayde, tomándolos elementos de la contradanza cubana en auge, esculpió a lo que hoy conocemos como danzón, siendo Las Alturas de Simpson el primer título de este género tomado de un barrio de Matanzas.
Ya en esos años, la orquesta había adquirido su propia forma local, con mayor acento en lo popular incorporando el piano, cuatro violines, una flauta, un timbalito y un güiro, más allá de la charanga que también fue llamada Danzonera Típica Cubana que se componía de clarinete, trompeta, trombón, bombardino, dos timbales y güiro y que en breve incorporó los violines y el contrabajo.
El danzón es un baile cadencioso, sencillo pero con un movimiento elegante en sus pasos. Una característica muy particular de esta danza es que de acuerdo al medio ambiente donde se baila y el prolongado desarrollo musical, durante cada estribillo después del primer tema, es momento para que la mujer se abanique la cara y el hombre se seque el sudor de la frente con el pañuelo galanteándose entre ambos mientras tanto.
El danzón llega a México en los albores del siglo XX y entra por Veracruz y la Península de Yucatán, junto con una inmigración de cubanos que dejaron su país dejando atrás la situación convulsa que resultaron de la reciente independencia de España, la intervención estadounidense y el malogrado establecimiento de su primer régimen constitucional.
En Veracruz, su música popular se vio enormemente enriquecida con el danzón y no pasó mucho tiempo para que aparecieran nuevas composiciones, músicos y bailadores que acogieron con gusto este género tropical que llegó e hizo raíces sin perder los elementos originales de su estructura y ritmo pero adquiriendo al mismo tiempo, rasgos de los ritmos locales.
Hoy por hoy, en el puerto de Veracruz y en su tradicional barrio de la Huaca, el Danzón goza de gran fama en las calles de Manuel Doblado y 1º de Mayo en las que los jarochos bailan el danzón con mayor rigor. Así mismo, es posible bailar o mirar a muchas parejas en la Plaza de Armas del Ayuntamiento de Veracruz bailando el danzón dos veces por semana.
Su cuna cubana
Al paso de los años, la contradanza echó raíces definitivamente en Cuba, pero claro, con matices y rasgos locales. A Samuel Saumeill se le adjudica el mérito de haber adaptado la contradanza cubana a través de una de sus más primorosas composiciones en este género: Los ojos de pepa. Para 1879, un músico matancero, Miguel Flayde, tomándolos elementos de la contradanza cubana en auge, esculpió a lo que hoy conocemos como danzón, siendo Las Alturas de Simpson el primer título de este género tomado de un barrio de Matanzas.
Ya en esos años, la orquesta había adquirido su propia forma local, con mayor acento en lo popular incorporando el piano, cuatro violines, una flauta, un timbalito y un güiro, más allá de la charanga que también fue llamada Danzonera Típica Cubana que se componía de clarinete, trompeta, trombón, bombardino, dos timbales y güiro y que en breve incorporó los violines y el contrabajo.
El danzón es un baile cadencioso, sencillo pero con un movimiento elegante en sus pasos. Una característica muy particular de esta danza es que de acuerdo al medio ambiente donde se baila y el prolongado desarrollo musical, durante cada estribillo después del primer tema, es momento para que la mujer se abanique la cara y el hombre se seque el sudor de la frente con el pañuelo galanteándose entre ambos mientras tanto.
El danzón llega a México en los albores del siglo XX y entra por Veracruz y la Península de Yucatán, junto con una inmigración de cubanos que dejaron su país dejando atrás la situación convulsa que resultaron de la reciente independencia de España, la intervención estadounidense y el malogrado establecimiento de su primer régimen constitucional.
En Veracruz, su música popular se vio enormemente enriquecida con el danzón y no pasó mucho tiempo para que aparecieran nuevas composiciones, músicos y bailadores que acogieron con gusto este género tropical que llegó e hizo raíces sin perder los elementos originales de su estructura y ritmo pero adquiriendo al mismo tiempo, rasgos de los ritmos locales.
Hoy por hoy, en el puerto de Veracruz y en su tradicional barrio de la Huaca, el Danzón goza de gran fama en las calles de Manuel Doblado y 1º de Mayo en las que los jarochos bailan el danzón con mayor rigor. Así mismo, es posible bailar o mirar a muchas parejas en la Plaza de Armas del Ayuntamiento de Veracruz bailando el danzón dos veces por semana.