No hay que ser padre o madre para sentirse consternado por los sucesos que han afectado a un grupo de jóvenes (muy jóvenes) del Puerto de Veracruz.
Ayer me enteré de que la hija mayor de un amigo de hace muchos años, había sido violada por cuatro ex alumnos de una escuela privada de alto rango social en esta ciudad. Más impactada quedé cuando supe que los agresores no solo eran también muy jóvenes y que forman parte de las familias más encumbradas de la sociedad porteña, sino que conozco a los padres de dos de ellos.
Una intenta entender que pudo pasar ahí, en qué momento les cruzó por la cabeza a estos chavales que humillar, exhibir, secuestrar y agredir sexual y/o físicamente a una chica es "algo divertido".
No pude evitar que mi memoria emprendiera un viaje a un pasado no demasiado lejano en el que lo más "desgranado" de la sociedad jarocha vivió escándalos y sucesos tan terribles como los que acontecen actualmente. Habían violado, golpeado y enterrado viva a la hija de un conocido comerciante de Veracruz. El agresor no solo no pagó por ese crimen, sino que reincidió más de una vez sin que sus delitos fuesen castigados. Por su parte, otro grupo de (entonces) jóvenes juniors habían ultrajado y quemado viva a una empleada doméstica. Tampoco estos delincuentes recibieron el castigo que correspondía a sus crímenes. Del primero se supo que varios años después del asesinato de la hija del comerciante y de cometer 4 asesinatos más y otros delitos, la familia decidió que era momento de dejarlo en la cárcel y asegurarse de que jamás saldría de ahí. De los otros, se sabe que hoy en día son influyentes empresarios unos y políticos otros, mostrándose ante los demás ciudadanos como miembros ejemplares de lo más selecto de la comunidad veracruzana.
Entonces, vuelvo al presente y me encuentro con que los mismos que otrora se llevaron las manos a la cabeza y miraron por encima del hombro a los padres de aquellos que conmocionaron por los delitos de sus hijos a la sociedad de Veracruz y México, hoy ven normal y correcto sacar a sus hijos del estado o del país para evadir la acción de la justicia y ser juzgados por sus presuntos delitos.
Si, se respeta y se defiende la presunción de inocencia, pero, más allá de lo que se piense de la justicia y el sistema judicial mexicano, los principios, la moral, la educación que se da a los hijos para que se conviertan en adultos productivos, decentes y respetuosos, ¿dónde queda?
A los padres de uno de los presuntos violadores yo les preguntaría: ¿de verdad esa es la enseñanza que quieres dejar en tu hijo? ¿Que puede pasar por encima de todo y todos, que no importa lo que haga porque nunca habrá consecuencias?
A muchos nos resulta difícil imaginar que las jóvenes afectadas están inventando las agresiones por alguna causa mezquina y burda. Y no, tampoco resulta más sencillo asumir que jóvenes de buenas familias puedan ser capaces de comportarse como criminales por falta de atención, educación y correcciones oportunas por parte de sus padres.
Esperamos y deseamos que este asunto se aclare pronto por el bien de todos. No es cosa fácil, pero los padres de esos jóvenes no les hacen ningún favor haciéndoles creer que pueden hacer lo que les de la gana y abusar de las personas sin sufrir ninguna consecuencia.
Insisto, ojalá no pase mucho tiempo antes de que el tiempo ponga todo y a todos en su respectivo sitio para que la sociedad veracruzana pueda superar este terrible suceso y seguir adelante afrontando el futuro con una mentalidad diferente y más ajustada al tiempo que vivimos.
Con sabor a Veracruz
#MeGustasVeracruz
#MeduelesVeracruz
Ayer me enteré de que la hija mayor de un amigo de hace muchos años, había sido violada por cuatro ex alumnos de una escuela privada de alto rango social en esta ciudad. Más impactada quedé cuando supe que los agresores no solo eran también muy jóvenes y que forman parte de las familias más encumbradas de la sociedad porteña, sino que conozco a los padres de dos de ellos.
Una intenta entender que pudo pasar ahí, en qué momento les cruzó por la cabeza a estos chavales que humillar, exhibir, secuestrar y agredir sexual y/o físicamente a una chica es "algo divertido".
No pude evitar que mi memoria emprendiera un viaje a un pasado no demasiado lejano en el que lo más "desgranado" de la sociedad jarocha vivió escándalos y sucesos tan terribles como los que acontecen actualmente. Habían violado, golpeado y enterrado viva a la hija de un conocido comerciante de Veracruz. El agresor no solo no pagó por ese crimen, sino que reincidió más de una vez sin que sus delitos fuesen castigados. Por su parte, otro grupo de (entonces) jóvenes juniors habían ultrajado y quemado viva a una empleada doméstica. Tampoco estos delincuentes recibieron el castigo que correspondía a sus crímenes. Del primero se supo que varios años después del asesinato de la hija del comerciante y de cometer 4 asesinatos más y otros delitos, la familia decidió que era momento de dejarlo en la cárcel y asegurarse de que jamás saldría de ahí. De los otros, se sabe que hoy en día son influyentes empresarios unos y políticos otros, mostrándose ante los demás ciudadanos como miembros ejemplares de lo más selecto de la comunidad veracruzana.
Entonces, vuelvo al presente y me encuentro con que los mismos que otrora se llevaron las manos a la cabeza y miraron por encima del hombro a los padres de aquellos que conmocionaron por los delitos de sus hijos a la sociedad de Veracruz y México, hoy ven normal y correcto sacar a sus hijos del estado o del país para evadir la acción de la justicia y ser juzgados por sus presuntos delitos.
Si, se respeta y se defiende la presunción de inocencia, pero, más allá de lo que se piense de la justicia y el sistema judicial mexicano, los principios, la moral, la educación que se da a los hijos para que se conviertan en adultos productivos, decentes y respetuosos, ¿dónde queda?
A los padres de uno de los presuntos violadores yo les preguntaría: ¿de verdad esa es la enseñanza que quieres dejar en tu hijo? ¿Que puede pasar por encima de todo y todos, que no importa lo que haga porque nunca habrá consecuencias?
A muchos nos resulta difícil imaginar que las jóvenes afectadas están inventando las agresiones por alguna causa mezquina y burda. Y no, tampoco resulta más sencillo asumir que jóvenes de buenas familias puedan ser capaces de comportarse como criminales por falta de atención, educación y correcciones oportunas por parte de sus padres.
Esperamos y deseamos que este asunto se aclare pronto por el bien de todos. No es cosa fácil, pero los padres de esos jóvenes no les hacen ningún favor haciéndoles creer que pueden hacer lo que les de la gana y abusar de las personas sin sufrir ninguna consecuencia.
Insisto, ojalá no pase mucho tiempo antes de que el tiempo ponga todo y a todos en su respectivo sitio para que la sociedad veracruzana pueda superar este terrible suceso y seguir adelante afrontando el futuro con una mentalidad diferente y más ajustada al tiempo que vivimos.
Con sabor a Veracruz
#MeGustasVeracruz
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