Una vez más, me he dejado llevar por sentimientos de añoranza y orgullo identitario.
Hace algunos años, en alguna parte leí sobre las aportaciones que el Estado de Veracruz había hecho al mundo y entre muchas otros productos, la vainilla – de la que ya hablé en el anterior artículo – la calabaza, el chayote y el cacao(aunque éste último no es precisamente un cultivo netamente veracruzano, si se encuentra entre los alimentos de los antiguos pobladores de la zona sur colindante con Tabasco) eran algunas de las joyas que los conquistadores habían tomado de la tierra veracruzana para ser artículos comestibles de altísimo valor en los comercios entre las colonias españoles y otros países europeos, incluso llevados a Asia generando una confusión en el origen de algunos frutos autóctonos de Mesoamérica.
Pues bien, quise encontrar la fuente y sinceramente, no la encontré por más que cambié las palabras clave para la búsqueda. Bueno, no encontré esa página, pero encontré muchas otras páginas, aunque no hallé la referencia directa al origen veracruzano de una variedad primitiva de calabaza.
Si bien es cierto que yo quería hacer un artículo hablando de ese fruto de la calabacera para recordar que mi tierra ha dado mucho y mucho debemos en el mundo a su fértil suelo, en la búsqueda de información me topé con un par de documentos de gran valor documental sobre el tema que me ocupa. Insisto, no sobre la calabaza en particular, sino de otros frutos y plantas que yo ignoraba que forman parte de la flora de Veracruz.
Es mucha, demasiada información, y ciertamente, resulta complicado hacer una selección de lo más relevante, sin mencionar que es una selección sumamente subjetiva, ya que es mi criterio bajo el que se hace la discriminación de datos.
Una de las cosas que he leído en mi rastreo que me pareció de lo más interesante, fue una referencia hacia los frutos cultivados en Veracruz antes y después de la colonización española. Creo que también resultará interesante para quienes se acerquen a este blog y lean el artículo hasta el fin.
Creo que mis paisanos veracruzanos compartirán conmigo el enorme orgullo que da el ser Veracruzanos, lo mismo a los mexicanos de cualquier rincón de la república repartidos por el mundo entero les hará sonreír y decir, México, como tú, no hay dos.
Bien, vayamos al grano.
Comencemos con algo, un poquito de historia nada más.
Frutas mesoamericanas
No es, en modo alguno, una novedad el hecho de que México es un país con una enorme diversidad biológica extendida en un inmenso mosaico de parajes con características singulares asociadas a las civilizaciones florecidas en esta región del continente conocida como Mesoamérica y Aridoamérica, y también de múltiples especies que han sido manipuladas por el hombre. Se han registrado unos 140 frutos comestibles que en una buena parte fueron llevados a otros continentes. Cada grupo étnico en las distintas regiones de México desarrolló una serie de unidades de producción que constituyeron la diversificación productiva real que aún hoy se manifiesta, aunque en muy pocas zonas del país, aunque aún son fuente de una gran cantidad de productos a lo largo de todo un año, que a su vez causó que la dieta de entonces (precolonial) fuese variada y muy completa, basada en lo que el entorno les brindaba.
Hace algunos años, en alguna parte leí sobre las aportaciones que el Estado de Veracruz había hecho al mundo y entre muchas otros productos, la vainilla – de la que ya hablé en el anterior artículo – la calabaza, el chayote y el cacao(aunque éste último no es precisamente un cultivo netamente veracruzano, si se encuentra entre los alimentos de los antiguos pobladores de la zona sur colindante con Tabasco) eran algunas de las joyas que los conquistadores habían tomado de la tierra veracruzana para ser artículos comestibles de altísimo valor en los comercios entre las colonias españoles y otros países europeos, incluso llevados a Asia generando una confusión en el origen de algunos frutos autóctonos de Mesoamérica.
Pues bien, quise encontrar la fuente y sinceramente, no la encontré por más que cambié las palabras clave para la búsqueda. Bueno, no encontré esa página, pero encontré muchas otras páginas, aunque no hallé la referencia directa al origen veracruzano de una variedad primitiva de calabaza.
Si bien es cierto que yo quería hacer un artículo hablando de ese fruto de la calabacera para recordar que mi tierra ha dado mucho y mucho debemos en el mundo a su fértil suelo, en la búsqueda de información me topé con un par de documentos de gran valor documental sobre el tema que me ocupa. Insisto, no sobre la calabaza en particular, sino de otros frutos y plantas que yo ignoraba que forman parte de la flora de Veracruz.
Es mucha, demasiada información, y ciertamente, resulta complicado hacer una selección de lo más relevante, sin mencionar que es una selección sumamente subjetiva, ya que es mi criterio bajo el que se hace la discriminación de datos.
Una de las cosas que he leído en mi rastreo que me pareció de lo más interesante, fue una referencia hacia los frutos cultivados en Veracruz antes y después de la colonización española. Creo que también resultará interesante para quienes se acerquen a este blog y lean el artículo hasta el fin.
Creo que mis paisanos veracruzanos compartirán conmigo el enorme orgullo que da el ser Veracruzanos, lo mismo a los mexicanos de cualquier rincón de la república repartidos por el mundo entero les hará sonreír y decir, México, como tú, no hay dos.
Bien, vayamos al grano.
Comencemos con algo, un poquito de historia nada más.
Frutas mesoamericanas
No es, en modo alguno, una novedad el hecho de que México es un país con una enorme diversidad biológica extendida en un inmenso mosaico de parajes con características singulares asociadas a las civilizaciones florecidas en esta región del continente conocida como Mesoamérica y Aridoamérica, y también de múltiples especies que han sido manipuladas por el hombre. Se han registrado unos 140 frutos comestibles que en una buena parte fueron llevados a otros continentes. Cada grupo étnico en las distintas regiones de México desarrolló una serie de unidades de producción que constituyeron la diversificación productiva real que aún hoy se manifiesta, aunque en muy pocas zonas del país, aunque aún son fuente de una gran cantidad de productos a lo largo de todo un año, que a su vez causó que la dieta de entonces (precolonial) fuese variada y muy completa, basada en lo que el entorno les brindaba.
Una de las más grandes aportaciones de México para el mundo entero, han sido sus frutos comestibles y en particular, aquellos provenientes de regiones tropicales. Naturalmente, con la llegada de los españoles y el establecimiento del comercio marítimo a gran escala, se incrementó la riqueza de las especies en la Nueva España, no sólo provenientes de Europa, también de Asia y Oriente medio, mismas que fueron naturalizadas en suelo mexicano o bien, formando variedades muy diferentes a las de su lugar de origen, como fue el caso del mango – del que les hablé en un artículo anterior -, la pera, la manzana y la uva, enumerando las más conocidas.
Se sabe, por otra parte, que algunos frutos (secos y frescos) como el limón y la naranja, fueron cultivados en Andalucia en el s. XV para ser llevados al Nuevo Mundo a lo largo de la época colonial. El durazno, el membrillo, la granada o la uva también fueron cultivos importados en México en la Colonia. El huerto es resultado del “lleva/trae” de Europa a América y viceversa. Esta unidad de producción se extendió por todo México a partir del s. XVI, repitiéndose constantemente el proceso de sincretismo adquiriendo nuevos enfoques con los rasgos culturales de cada pueblo y sus requerimientos básicos.
Se sabe, por otra parte, que algunos frutos (secos y frescos) como el limón y la naranja, fueron cultivados en Andalucia en el s. XV para ser llevados al Nuevo Mundo a lo largo de la época colonial. El durazno, el membrillo, la granada o la uva también fueron cultivos importados en México en la Colonia. El huerto es resultado del “lleva/trae” de Europa a América y viceversa. Esta unidad de producción se extendió por todo México a partir del s. XVI, repitiéndose constantemente el proceso de sincretismo adquiriendo nuevos enfoques con los rasgos culturales de cada pueblo y sus requerimientos básicos.
Los campos prehispánicos
En el valle Mexica, Tenoxtitlan, Texcoco, Tepetzingo, Chapultepec, Iztapalapa, Coyoacán, Xochimilco y Oaxtepec existieron magníficos jardines que pertenecían a los gobernantes de la época. En estos espacios se cultivaban distintas variedades de plantas alimenticias, ornamentales y medicinales, además, también hortalizas, árboles frutales y una enorme diversidad de especies de la flora mesoamericana. Cada jardín era objeto de especial dedicación y atenciones en los que se cultivaban plantas medicinales como el Copal, Calabaza o Tabaco, las comestibles como el maíz, frijol o tomate. Finalmente, las consideradas sagradas, maíz, maguey, hule, tule y pericón. Se puede constatar que la abundante flora del suelo mexicano es resultado del ceñido vínculo que los habitantes del territorio mantienen desde siempre con su medio ambiente.
En el valle Mexica, Tenoxtitlan, Texcoco, Tepetzingo, Chapultepec, Iztapalapa, Coyoacán, Xochimilco y Oaxtepec existieron magníficos jardines que pertenecían a los gobernantes de la época. En estos espacios se cultivaban distintas variedades de plantas alimenticias, ornamentales y medicinales, además, también hortalizas, árboles frutales y una enorme diversidad de especies de la flora mesoamericana. Cada jardín era objeto de especial dedicación y atenciones en los que se cultivaban plantas medicinales como el Copal, Calabaza o Tabaco, las comestibles como el maíz, frijol o tomate. Finalmente, las consideradas sagradas, maíz, maguey, hule, tule y pericón. Se puede constatar que la abundante flora del suelo mexicano es resultado del ceñido vínculo que los habitantes del territorio mantienen desde siempre con su medio ambiente.
Continúo un poco con el aspecto histórico del legado de Veracruz al resto del mundo, incluyendo algunas apreciaciones de algunos españoles que habían viajado a la Colonia de la Nueva España y visto y apreciado la riqueza de la flora de la región. Para quienes la historia es un aspecto que refuerza el sentimiento identitario, encontraréis de sumo interés estos pasajes y comentarios vertidos por algunos de los personajes que influyeron con su presencia y valoración en la forma de producir, cultivar y consumir los productos tanto autóctonos como importados de Europa en suelo mexicano durante la conquista. Relatores de la Conquista Desde los primeros años de la conquista, la abrumadora riqueza natural del Nuevo Mundo fue tema principal de extraordinarios relatos de frailes, historiadores, naturalistas y viajeros. Como ejemplo, resalto la siguiente: “Mejor han sido pagadas las Indias en lo que toca a plantas, que en otras mercaderías, porque las que han venido a España son pocas, y dánse mal; las que han pasado de España son muchas, dánse bien”. Sentencia claramente menospreciativa incluida en la obra Historia natural y moral de las Indias (1590) y escrita por el jesuita José de Acosta. Está claro que se aborda con desprecio la riqueza encontrada, y menos aún se valoraron las prácticas agrícolas de manejo de los cultivos. Esta circunstancia se ve reflejada en la imposición de otras prácticas más agresivas, como la cría extensiva del ganado vacuno, otros cultivos y diferentes formas de cultivar la tierra, con salvedad de las técnicas árabes que trasladaron las primeras órdenes religiosas, pues en sus conventos nunca faltaban los huertos y en donde se sembraron especies originarias de la Nueva España. Sin embargo, a la población en general – con excepción de algunos privilegiados – se le prohibió continuar con el cultivo de especies nativas bajo la disposición de Hernán Cortés que en 1524 advertía: “que siembren árboles y plantas de España o sufrirán la pena dicha” | Si bien se muestra énfasis en la diversidad de frutos en la región del Totonacapan, algunos relatores no especifican puntualmente la zona del actual estado de Veracruz del que hacían mención de su riqueza natural. Los españoles de la colonia reconocieron en el Totonacapan, un territorio de gran amplitud y notable fertilidad. Testimonio de ello son las muchas descripciones y expresiones de viajeros al relatar su experiencia en esta región. Tal como hizo Alonso de la Mota y Escobar, obispo de Tlaxcala al hablar de Papantla, en 1609. "...Tienen buenas frutas de la tierra, de chicozapotes, mameyes y los mejores plá- tanos que hay en toda esta tierra. Hay de esto de agro, gran cantidad y bueno, extremadas naranjas de grandes, llenas y copiosas de zumo, las más son de agro (ácida) y alguna agridulce.... Otro árbol grande é también fortalisísima madera é muy útil para donde es menester mucho vigor é fuerza, se dice mamey é se hacen de ella para los muy grandes navíos e suelen llevar a España vigas de mucho valor para los lugares de vino y aceite. Otros árboles hay también en esta comarca que tienen muy buena madera para muchas cosas, como son los que dicen: chicozapotes, aguacates y limazapotes, y otros que dicen zapote prieto y otros de menos importancia como salces y guayabos. Algunos de los árboles sobredichos, aunque son silvestres producen muchas é muy hermosas frutas, de que con grande gusto é aceptación se usa en esta tierra, como son los aguacates, los chicozapotes, los mameyes, las anonas e otras frutas tan delicadas e tanto regalo, que pueden competir con las muy extremadas é regaladas de Europa. Solamente los naranjos y árboles, todos de su género, como limas é toronjas se dan aquí en gran abundancia é no solamente las huertas é jardines están llenos de estos árboles, pero en los campos los hay cargados de fruta todo el año en gran abundancia." Hasta este punto considero que se ha aportado un marco histórico al tema de este artículo que se trata sobre los productos frutales que fueron tomados de suelo veracruzano y territorios de las culturas asentadas en lo que hoy es el Estado de Veracruz y más allá de sus lindes. A continuación, y como corolario, muestro algunos de los frutos a los que me referí. |
El Coyol. Palmas de 15 m de altura y de 40 cm de diá- metro, muy espinosas. De 18 a 28 hojas hasta de 4 m de largo, con pecíolos muy espinosos. Inflorescencia ramificada; espata inferior corta y espata superior de 80 a 160 cm de largo y de 25 a 40 cm de ancho, leñosa, espinosa cuando joven y lisa con la edad. Flores masculinas de 6 a 8 mm de largo; flores femeninas de 1 cm o más de largo, pétalos ovados muy pequeños. Fruto: globoso de 3 a 4 cm de diámetro, verde-amarillento. Semilla globosa de alrededor de 1.5 cm de diámetro. Distribución. En todo el país; en Veracruz (Actopan, Catemaco, Coatzacoalcos, Hueyapan de Ocampo, La Antigua, Ozuluama, Papantla, Paso del Macho, Playa Vicente, Tlaltetela y Veracruz). Belice y Guatemala. Con la pulpa de este fruto y un endulzante como el piloncillo o el azúcar, se elabora una masa con la que se elabora, entre otros productos, unas galletas finas y crujientes de sabor dulce. Es común ver a vendedores a pie en el puerto de Veracruz, en Xalapa o en otras ciudades del Estado de Veracruz ofreciendo unas bolsas conteniendo unas tres o cuatro galletas o tortitas tostadas. Gracias al proceso de elaboración, no hay ningún riesgo contra la salud si se compra a alguno de los vendedores que suelen ser los mismos que las elaboran. Nanche Árbol o arbusto hasta de 10 m de altura y diá- metro hasta de 20 cm; copa irregular y frecuentemente ramificado desde el suelo. Corteza escamosa, gris parda a moreno clara. Hojas de 5 por 2 a 15 por 7.5 cm, elípticas, con el margen entero. Flores en panículas estrechas terminales de 5 a 15 cm de largo. Fruto: drupa globosa, amarilla a ligeramente anaranjada, de 1 a 2 cm de diámetro. Distribución. Desde el sur de Tamulipas y este de San Luis Potosí, Veracruz (Actopan, Alto Lucero, Catemaco, Comapa, Emiliano Zapata, José Azueta, Huatusco, Hueyapan de Ocampo, Jalcomulco, Misantla, Minatitlán, Puente Nacional, Paso de Ovejas, San Andrés Tuxtla, Soteapan, Tenampa, Tezonapa, Totutla, Vega de Alatorre, Xalapa y Zentla) hasta Yucatán y Quintana Roo. En la vertiente del Pacífico de Sinaloa a Chiapas. Altitud. De 0 a 1 300 m. Tipo de vegetación. Bosque tropical caducifolio y bosque de encinos. Marzo a julio Abril a octubre El fruto maduro se consume fresco, en almíbar, en helados, en licores y aguas frescas. Forma de aprovechamiento. De recolección y cultivado en solares y sistemas agroforestales. Como especifica la ficha de esta pequeña fruta como una cereza amarilla, se consume de diversas formas. No había árbol de nanche en mi casa, pero no recuerdo año de mi infancia y juventud en el que no se comprara en los mercadillos ambulantes o las carretas que se pasaban por el fraccionamiento donde vivía con mi familia. Una parte, cerca de 3 o 4 kgs se dejaban para comer como se comen aquí las cerezas, pero otra parte, porque se compraban cerca de 8 o 10 kgs - hasta donde recuerdo, es muy barata, (actualmente $14.00 mn. o .65 €) - se utilizaban para hacer un licór de nanche que suele no ser apto para gente que o no gusta de las bebidas alcoholicas y aún menos de estos destilados tan fuertes. Por su elaboración, se le conoce también como "torito de nanche". Es una fruta que no se parece a ninguna otra y tiene tantos adeptos como detractores. En lo personal, me gusta muchísimo, no sólo su sabor, su textura, su olor, su forma, y aunque no es un fruto que se conozca fuera de México, se ha hecho de muchos "fans" entre los extranjeros que han probado esta alegre y pequeña fruta que si no se come madura, puede soltar el estómago si resistís comer más de uno, pues es muy amargo si no está bien maduro. Árbol hasta de 40 m de altura y 80 cm de diá- metro, copa piramidal. Corteza fisurada, de color gris pardo a moreno. Hojas dispuestas en espiral, de 24 a 50 cm de largo por 7.5 a 16 cm de ancho. Flores pequeñas, solitarias en las axilas de las hojas caídas, de color crema verdoso. Fruto: ovoide, hasta de 20 cm de largo, de color moreno rojizo, muy carnoso, con una semilla de hasta 10 cm de largo. Distribución. Chiapas, Tabasco, Veracruz (Amatlán de los Reyes, Cuichapa, Catemaco, Córdoba, Cotaxtla, Emiliano Zapata, Hueyapan de Ocampo, Minatitlán, San Andrés Tuxtla, Tezonapa, Uxpanapa y Zongolica) y Yucatán. Altitud. De 0 a 800 m. Tipo de vegetación. Bosque tropical perennifolio. El fruto maduro se consume en fresco, en postres y en helados. Forma de aprovechamiento. De recolección y cultivado en solares. Las hojas y semillas tienen uso en la medicina tradicional. La madera es considerada de excelente calidad y se emplea en ebanistería y construcción de muebles finos. Las semillas contienen glucosa y taninos. El fruto es rico en calcio, fósforo, vitamina A y C. Esta fruta, de pulpa carnosa, tersa, muy perfumada y de color vibrante - de hecho, en muchos países de América Latina, se identifica un tono de rojo parecido al coral como "color mamey" -, de corteza áspera y sin atractivo hasta que se abre, es una verdadera delicia. Desconozco si esta fruta se importa en España, pero si tenéis la oportunidad de viajar a México en Verano, no dejéis pasar la oportunidad de probarla, primero fresca, después en dulce, o bien, en helado, no probaréis nada igual y os garantizo una experiencia muy placentera para el paladar. | Jobo Árbol hasta de 20 m de altura y 90 cm de diá- metro; corteza fisurada y escamosa color pardo grisácea. Hojas dispuestas en espiral aglomeradas en las puntas de las ramas de 6 a 13 cm de largo por 2.5 a 6 cm de ancho. Inflorescencias en las axilas de hojas nuevas; flores pequeñas con pétalos color crema verdoso. Las infrutescencias péndulas hasta de 30 cm de largo. Fruto: drupa ovoide de 3 por 1.5 cm, amarilloanaranjado; contiene un pireno de 5 semillas. Distribución. Desde el norte de Veracruz (Acayucan, Actopan, Catemaco, Coatzacoalcos, Emiliano Zapata, Jalcomulco, Minatitlán, Paso de Ovejas, Playa Vicente, San Andrés Tuxtla, Uxpanapa, Vega de Alatorre y Veracruz) a Yucatán. Altitud. De 100 a 800 m. Tipo de vegetación. Bosque tropical caducifolio. ¿Habéis visto en la sección de Bebidas, el torito boqueño? Pues bien, el torito de jobo es uno de los menos conocidos pero que se convierte fácilmente en el favorito de quienes prueban este coctail que suele llevar pulpa de jobo en el vaso. Cópite Árbol de hasta 30 m de altura y 70 cm de diámetro. Corteza ligeramente escamosa a fisurada de color gris ceniza. Hojas simples dispuestas en espiral, de 5.5 a 12 cm de largo por 4 a 9 cm de ancho. Flores intensamente anaranjadas de 4 a 6 cm de largo. Fruto: una drupa cónica, de 3 a 4 cm de largo, con un hueso (pireno) ovoide de 1 a 1.5 cm de largo, con 1 a 2 semillas. Distribución. Veracruz (Alvarado, Boca del Río, Cotaxtla, Emiliano Zapata, Jamapa, Misantla, Pánuco, Paso de Ovejas y Veracruz), depresión central de Chiapas, Tabasco y Península de Yucatán. Belice, Honduras, Guatemala y Cuba. Altitud. De 0 a los 900 m. Tipo de vegetación. Bosque tropical caducifolio. Todo el año Todo el año Con los frutos maduros se elaboran dulces, mermeladas y jaleas. Forma de aprovechamiento. De recolección y también es cultivada en los solares y cercas vivas. La madera es utilizada en la manufactura de muebles. La corteza y la madera son empleadas en el tratamiento de catarro y tos. Es un árbol ornamental y de sombra. Cópite, copito, trompillo, siricote. Desde que tengo memoria, en mi familia se consumí un postre utilizando este fruto del que mi madre siempre decía que mejor no comerlo natural pues su textura y sabor sin cocer es "agarroso" o áspera. No obstante, el dulce, si conocéis a alguien muy de Veracruz y estáis en temporada, pedirlo, porque es un dulce riquísimo. Mi padre, por otra parte, alababa los atributos de la madera, su dureza, resistencia y calidad. Decía mi padre que la madera del cópite es tan dura que solo se puede cortar con máquinas para piedra. En la casa donde pasé los mejores años después de la infancia y dónde mi hija pasó sus primeros 10 años, había un árbol de cópite del que mi papá se sentía muy orgulloso. Pitaya, Pitahaya, Pitajaya Plantas terrestres o epífitas. Tallos triangulares, verdes, con la edad blanquecinos, trepadores, de 5 a 6 cm de diámetro. Flores blancas. Fruto: oblongo, de 10 a 12 cm de diámetro, rojo purpúreo, con grandes escamas, pulpa blanca, semillas negras, pequeñas. Distribución. Campeche, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz (Actopan, Alto Lucero, Alvarado, Comapa, Emiliano Zapata, Jalcomulco, Ixhuatlán de Madero, Jáltipan, Medellín, Misantla, Naranjos, Amatlán, Papantla, Paso de Ovejas, Puente Nacional, Naolinco, San Andrés Tuxtla, Soledad de Doblado y Xalapa) y Yucatán. Altitud. De 10 a 950 m He visto pitayas en el mercado de la Boquería, en Barcelona, por lo que estoy segura de que algunos la habrán probado. No es barata, ni en México ni en España y dudo que lo sea en alguna parte del mundo. Sin embargo, bien vale la pena gastarse unos cuartos para disfrutar del sabor delicado ácido-dulce de esta hermosa y exótica fruta. Árbol de 6 a 25 m de altura, corteza externa finamente fisurada a escamosa. Hojas de color verde olivo, elípticas u oblongo elípticas, de 7.2 a 20 cm de largo por 2.8 a 8 cm de ancho, alternas. Flores masculinas de color blancoverdoso, de olor dulce, cáliz en forma de olla, hasta de 1.3 cm de largo, sépalos 4 a 5 unidos hasta la mitad; flores femeninas de color blanco cremoso, ligeramente fragantes, en forma de olla, de 0.9 a 1.6 cm de largo. Fruto: una baya solitaria, verde oscuro a negruzco al madurar, de 5 a 8 cm de diámetro o más, pulpa negra con 6 a 10 semillas de testa brillante, de de 1 a 2.7 cm de largo. Distribución. En la Vertiente del Golfo desde el sureste de San Luis Potosí , norte de Puebla y Veracruz (Actopan, Catemaco, Huatusco, Misantla, Puente Nacional, San Andrés Tuxtla, Zongolica) hasta el sur de la Península de Yucatán; y en la vertiente del Pacífico en el norte y la costa de Chiapas. Altitud. De 0 a 1 300 m. Tipo de vegetación. Bosques tropicales perennifolio y caducifolio y bosque mesófilo de montaña. El fruto maduro se consume en fresco. Su pulpa con frecuencia se mezcla con jugo de naranja. También se prepara en agua fresca. Forma de aprovechamiento. De recolección y cultivada ampliamente. De acuerdo, el aspecto de esta fruta, "prima hermana" del mamey, no es tan atractivo ni apetitoso como el de su prima descrita en el recuadro a la derecha, pero su sabor es igualmente delicioso. El dulce de zapote negro fue uno de los favoritos de mi padre, y el de muchísima gente, pero claro, mi memoria me lleva a una escena familiar en la que mi padre veía como un día de fiesta aquel en que por la temporada, disfrutaba como un niño de este postre que por las características de este fruto, es muy poco probable que pueda paladearse más allá de los límites del país. En lo personal, recuerdo que me encantaba deshacer con la lengua las perlas que se formaban con la pulpa en torno a una de sus semillas. Podéis creerme, esta es una de las muchas frutas que merecen viaje especial en la época del año de recogida que es entre marzo y junio. Una deliciosa excusa para dejarse caer por Veracruz. |
Podría continuar por horas e incluír muchos más productos que se cultivan en Veracruz desde mucho antes de la llegada de los españoles, pero creo que hasta aquí se da buena cuenta de la inmensa diversidad natural de mi tierra amada. Espero con ilusión vuestros comentarios y espero que os hayáis sentido tan orgullosos como lo estoy yo de ser una veracruzana de pura cepa.